Los efectos beneficiosos del ajo
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El ajo es una planta originaria de Asia Central y cultivada por la humanidad desde hace más de 7000 años. Se trata de uno de los mejores saborizantes naturales de abundante uso culinario, especialmente en la cocina mediterránea, cuyas propiedades curativas lo convierten en uno de los elementos estrella de la dieta.
Al ajo se le atribuyen cualidades diuréticas, depurativas, antisépticas, antibacterianas, entre otros
Principales beneficios del ajo
El consumo y uso del ajo puede tener, por lo tanto, grandes beneficios para la salud. He aquí algunos de ellos:
Mejora la respuesta del organismo ante posibles virus, hongos y bacterias.
Es antiinflamatorio.
Tiene propiedades anticoagulantes y vasodilatadoras (aumenta el tamaño de los vasos sanguíneos) por lo que la sangre fluye más libremente y sin presión. Así que mejora la circulación reduciendo dolencias como la hipertensión. Asimismo, protege el corazón, las arterias y hace más flexible el sistema sanguíneo, manteniéndolo libre de colesterol. Es muy beneficioso por tanto para personas que padezcan varices, colesterol, o dolencias cardíacas.
Sus propiedades diuréticas hace que el consumo del ajo también sea muy recomendado en casos de hipertensión y de riesgo cardiovascular.
En uso tópico, sirve como antiséptico.
Aumenta las secreciones bronquiales por lo que se le atribuyen propiedades expectorantes y desinfectantes. Idóneo, por lo tanto, en el tratamiento de las congestiones, catarros y resfriados.
Ayuda a incrementar el nivel de insulina, por lo que es recomendable para personas diabéticas, ya que regula los niveles de azúcar en la sangre.
Algunos estudios apuntan a que favorece la generación de serotonina, por lo que resulta bueno para combatir la depresión y el estrés.
Acaba con posibles parásitos intestinales, disenterías y otras infecciones gastrointestinales.
Favorece el descanso y aplaca los nervios.
Contraindicaciones
A pesar de todos los beneficios del ajo, su consumo también puede tener ciertas contraindicaciones.
Así, para quienes sufren de estómago delicado o padecen dolencias como la hipoclorhidria (escasez de ácido gástrico en el estómago), el consumo de ajo crudo o frito les puede resultar indigesto y generar ardor. Asimismo, si se abusa del ajo, puede sufrirse ardores de boca y de esófago. Y en la piel puede llegar a provocar dermatitis de contacto.